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Está muy de moda la expresión “alcanzar la mejor versión de ti mismo”, por lo tanto te la encuentras en todas partes: en la publicidad, en los libros, en la oficina y  en las conversaciones diarias. ¿Qué tanto tiene de cierta? ¿Qué tanto tiene de posible? ¿Qué tanto tiene de real? La verdad que no se trata de algo de conocimiento público,  no se sabe cuál será tu mejor versión, eso sólo lo puedes saber tú.

Empecemos por algo muy simple. Para obtener lo mejor de algo hay que conocerlo. ¿Te conoces? ¿Hay que sentir el deseo de quererlo hacer, lo sientes? ¿Hay que tener claros los objetivos, los tienes?

Dejemos atrás las interrogantes y a partir de estas  tres premisas adentrémonos en la búsqueda de una redefinición de nuestra condición que nos conduzca a la transformación posibilitadora de ideas y realidades tangibles, extrapolables a todos los ámbitos de tu vida: pareja, familia, amistades, trabajo, negocio,  emprendimientos y podríamos continuar agregando a esta lista.

El punto de partida es un llamado a la conciencia, al diálogo interno. Una revisión detallada de tu esencia y lo que quieres hacer con ella. La intuición juega un papel muy importante, en este punto déjala tomar el control y permítete explorar tus ideas y pensamientos.  Un buen diálogo interno te permite organizar y fortalecer de adentro hacia fuera al mismo tiempo que te ayuda a establecer una mejor comunicación con el entorno. Lograr claridad en tus pensamientos  es esencial para poder descubrir tus desafíos más grandes y afrontar el paso siguiente crear tu hoja de ruta,  concretar y dar cabida  a las  realidades, a lo tangible a lo observable.

Llega entonces el momento de empoderarte, de ser libre para decidir cuál es el camino que vas a tomar y adentrarte en él, de encarar el desafío de tu propósito personal. Hacerlo  con convicción, con la certeza de que tu decisión es el producto de un proceso atento y detallado orientado a ampliar tu campo de posibilidades dentro de un esquema  marcado por tiempo y forma.

Disfrutar este viaje es mandatorio, hacerlo con la  mejor disposición te asegurará disponer de tu capacidad generadora de pensamientos realmente útiles, una vez que tu mente, tus acciones y tu corazón estén en sintonía indudablemente surgirá la pasión.

Encarar el cambio requiere autoconocimiento y voluntad, son pocos los que nacen conociendo sus dones. Hay que trabajarlos, pensarlos, alinearlos y acelerarlos. Una vez que hayas encontrado tu propósito y definido su orientación debes experimentar qué sucede al ponerlo en práctica. Pasar del ser al hacer.

Recuerda que la iniciativa está en ti solamente.