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Es un tema muchas veces tratado, que ha sido centro de algunas conversaciones. Pero cuando hablamos de la iniciativa originaria de los seres humanos, el propósito es por donde iniciamos cualquier proceso transformacional.
Pero en estos días donde el tema de la vida sí o la vida no desde el origen se ha vuelto centro de discusión e intercambio de pensamiento en muchos sitios del mundo, quizá toca replantearse este concepto y empezar a definir que el primer piso para la transformación humana empieza a ocurrir en el mismo momento en que se concibe una vida.
¿Y por qué decimos esto? Porque a partir de allí es donde empezamos a cambiar, a tener ese camino transformacional que nos ira definiendo quienes somos y quienes seremos. Lo primero que es que ya el hecho de ser concebido en una señal inequívoca de deseo a la vida. Es nuestra primera INTENCION ESENCIAL INICIAL, de allí que nadie tiene el derecho de decidir si ese ser quiere o no vivir.
Es decir, en nuestra visión de transformación humana el estado inicial de partida nos define un estado de conciencia determinado y a lo largo de la vida se va manifestando y lo vamos complementando. Este pensamiento en sí mismo confirma que el ser humano se está transformando constantemente a partir de su intención esencial.
Desde El Primero Piso, vemos y apoyamos la vida, porque justamente forma parte de esos valores y principios propios sobre los que se construye el concepto de transformación humana y estamos convencidos que todo debe pasar por un proceso de formación para la transformación. Formación en valores y principios que son los que elevan la consciencia de las sociedades y los que trascienden en lo extraordinario. ¿O acaso hay algo más extraordinario que la vida?